Cuento de una tortuga persistente y que no se daba por vencida
En un parque hermoso había un lago grande. En el lago cada día nadaban las tortugas, las carpas y los ánades. A veces las tortugas se reunían, salían a la superficie y tomaban el sol. Solamente una tortuga no se bronceaba junto con sus amigas. Día tras día ella con toda sus fuerzas trataba de subir un árbol, que crecía de la profundidad del lago. A veces hasta casi conseguía su objetivo y parecía que cada vez faltaba un poco y treparía el árbol. Pero cada intento ella acababa fracasando.
Escena 1
Tan pronto como se levantaba con sus patas traseras, el caparazón colgaba y de nuevo la tortuga caía al agua. Sus amigas se quedaban perplejas. “¿Para que trepas ese árbol? Mejor ven con nosotras. ¡Tomaremos el sol juntas!” "No quiero" respondía la tortuga y continuaba con los intentos.“ Quiero subir este árbol. Ya estoy harta de vivir en el lago con los ánades y las carpas. Ellos siempre me molestan y tratan de robar mi comida. También estoy cansada de muchos turistas que vienen aquí diario.
Escena 2
A veces me gusta aislarme para estar un rato en silencio y meditar. Y otro sueño que tengo es que quiero ver como se ve este parque desde arriba. Soy afortunada porque no tengo que construir la casa, mi casa siempre está conmigo. Así que puedo vivir donde yo quiera. Y ahora quiero vivir en la cima del árbol.”
Escena 3
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